CINCO MANERAS DE ESTIMULAR EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EN LOS NIÑOS
- PERMÍTALES EXPLORAR LIBREMENTE
Los seres humanos nacemos con la necesidad latente de descubrir el entorno donde vamos a vivir. Mientras lo hacemos, vamos aprendiendo, llenándonos de información y desarrollando habilidades y destrezas.
La primera información la recibimos de forma directa al interactuar con el mundo por medio de los cinco sentidos. Con la experiencia directa el cerebro obtiene una cantidad ingente de datos que jamás podríamos sustituir con información inducida por adultos.
Esa primera información se le conoce como apofántica, es decir que se extrae pura y directa de la experimentación.
Entre más rico sea este proceso mejor para construir bases sólidas para el proceso cognitivo.
La información que inducimos a los niños es axiológica, es decir que lo que les transmitimos son juicios de valor subjetivo que los adultos hacemos sobre los hechos.
Es un gran error pensar que lo importante de estimular a un niño es que aprenda lo que les inducimos los adultos con nuestro lenguaje.
Así que la premisa número uno es: «PERMITA QUE LOS NIÑOS EXPLOREN LIBRE Y ABUNDANTEMENTE SU ENTORNO»
- HÁGALES PREGUNTAS
La estimulación es para extraer lo que los niños ya traen latente en su interior como potencial.
Ayúdelos regalándoles muchas preguntas y no les de tantas respuestas.
Si ellos preguntan, antes de contestarles devuélvales la pregunta. ¿Y tú qué crees?
Es suficiente con preguntarles, no hay que exigir una respuesta verbal. las cosas pasan en sus cerebros y allí es donde necesitamos que pasen.
- NO LO INTERRUMPA EN SUS ACTIVIDADES
Cuando un niño está inmerso en una actividad, le está sacando mucho provecho. Pero si es interrumpido o se le cambia la actividad abruptamente, no aprende a concentrarse y después les dicen que sufre de déficit de atención.
Si está feliz y concentrado, eso es lo que en ese momento más le conviene hacer, porque es cuando su proceso de aprendizaje está activo en su totalidad.
- EL PODER DE LAS PALABRAS
Los niños usan nuestras palabras para definirse a sí mismos. Cada que nos dirigimos a un niño lo estamos programando con nuestras palabras.
Refiérase a cada niño decretando lo que quiere que sea y no lo que no quiere que sea.
Si quiere que sea inteligente, dígale que es muy inteligente.
A manera de ejemplo.
Si un niño ha estado trabajando con sus juguetes, dígale: «Te felicito, has estado aprendiendo mucho, y como eres tan ordenado, vas a dejar los juguetes en su lugar»
- FELICITE CADA INTENTO
La perfección llega con la práctica. Si pretendemos obtener la perfección en el primer intento que hacen los niños, los vamos a bloquear.
Si felicitamos cada intento, ellos se verán motivados a repetirlo y con la repetición van mejorando los resultados.
En este sentido un buen educador es quien logra motivar en los niños el deseo de practicar.
Por eso en el proceso educativo no hay fracasos, todo es entrenamiento.